Escucha a Víctor Hugo Morales en Barcelona- Real Madrid en la final de la Copa del Rey






Hoy, desde las 16.30 y con televisación de Directv se enfrentarán Barcelona- Real Madrid por la final de la Copa del Rey. En medio de los flashes, el marketing, Leo, Cristiano y
el colorido típico de un partido de estas características, estará "Su Majestad", Víctor Hugo Morales quien relatará el derby para la Cadena Ser de España.

ENTREVISTA A VÍCTOR HUGO
Diario As / Por: Patricia Cazón //
"Con el gol sentí como si me hubiesen filmado borracho y desnudo"


Víctor Hugo Morales y Carrusel. Qué bien suena...

Tenía pendiente relatar aunque sea una vez en España. Un regalo. Estoy feliz.

¿Qué le puede aportar su estilo al Carrusel de la SER?

Yo tengo un ritmo muy fervoroso del seguimiento de la pelota. En Carrusel han sido muy gentiles al permitir que el desarrollo de la transmisión se haga sobre mi relato, pero será con un apoyo fuerte de los relatores habituales y de su estructura. Hay un clima muy favorable. Todo lo que se hace en equipo, sin mezquindad, suele dar frutos.

¿Cuál es el primer fútbol que recuerda?

Jugué de amateur. A los quince años fui informado, ante la superioridad de los otros, que lo mío no sería el profesionalismo. Era mejor jugador de baloncesto. Allí sí me lucí. Las artrosis en las rodillas me han sacado del tenis. Cuando el fútbol me dejó y el baloncesto también, a los treinta elegí el tenis, y jugué prácticamente todos los días de mi vida. Amo lo lúdico.

¿Cómo empezó en el periodismo deportivo?

A los 16 años, un 20 de abril de 1964 llegué a Radio Colonia a pedir trabajo. Primero locutor de cuñas; después, informativista. Se hacía de todo. A los 17 años me sentía locutor y periodista. Y a los 18, como tenía tendencia a relatar mentalmente lo que veía, pedí una prueba de relator de fútbol. Me tomaron. Ahí empecé. Lo primero que se dijo de mí es que era el relator más joven de América. Tenía 18 años nada más.

¿Qué partido fue?

Un partido que marca mi condición de rioplatense, Nacional de Montevideo ante una selección juvenil argentina. Lo afrontaba con los nervios con los que afronto este.

Otro 20 de abril narra la final de la Copa del Rey española...

¡Mira tú! Efectivamente. Celebro mis 47 años de radio en este partido.

¿Cómo fue su salto de Uruguay a Argentina?

Llegué con muchísimos miedos. Iba con un contrato por un año... Fue una locura, pero salió bien.

¿En su familia había referentes en el periodismo?

No, ni en el pueblo. Un diarito, nada más. Un pueblo de seis mil habitantes, de antes del apogeo de la televisión. Había cine, teatro, fútbol y baloncesto. Tengo una profunda melancolía por ese tiempo arrasado por la televisión. La gente se metió en sus casas. Y yo sentí un fuerte enemigo generacional. Lo atribuyo siempre a esa nostalgia ante el mundo perdido, el mundo de mi niñez que desapareció.

¿Tenía ídolos en el fútbol?

Sentía fuerte admiración por la leyenda de los jugadores de los cincuenta, los que habían ganado en Maracaná. Eran ídolos tardíos, pero ídolos de toda la sociedad uruguaya.

¿De qué equipo es hincha?

Soy hincha de los buenos jugadores, de los buenos técnicos y de los buenos dirigentes. Tengo simpatía por Vélez y Estudiantes.

Se cumplen 25 años del gol de Maradona a Inglaterra

Agradezco a Dios haber estado allí. Le debo al genio de Diego haber trascendido.

¿Cómo lo recuerda?

Me dejé llevar por la ansiedad de que la jugada llegara y no relaté. Digo: "Genio, genio, genio, ta, ta, ta". Anuncio que algo grande va a suceder, pero no digo qué pasa. No me gusta esa parte. Hay alegría, rabia, admiración, fascinación, pero no es un gran relato. Me gusta lo que viene después: la jugada de todos los tiempos. Y así ha sido.

¿Recuerda cuándo volvió a escucharlo?

Me pasé años sin hacerlo, aunque parezca mentira. Después sentí que era un poco ingrato. Hubo una época que, ante el gol, tenía la sensación de que alguien me había filmado corriendo, desnudo y borracho por la calle. Me daba temor descubrirme de esa manera. El gol es como un striptease espiritual.

¿Cuándo dejó de darle pudor?

Me dije: ¿Quién soy yo para mostrarme ajeno a lo que tanto me está dando?

¿De dónde le vino lo de 'barrilete cósmico'?

Yo, que siempre fui muy devoto de Diego, asumía hablar con humor cada vez que hacía una gran jugada. "Ahí lo tienen al barrilete", como diciendo, de este señor dicen que es un barrilete, una cometa imprevisible. Lo de cósmico vino porque cuando relatas cualquier acontecimiento mundial, lo cósmico, las estrellas, son expresiones a nuestra disposición. Uno quiere hablar de lo sobrehumano que a veces son los esfuerzos.

¿Cuántas veces ha escuchado esa expresión?

¡Hasta lo escuché de una banca española para una campaña de ahorro! Ya estoy hecho. No me mencionan sin el 'barrilete cósmico'. Es una especie de adjetivo que me acompaña, mi Sancho Panza.

¿Como recuerda los días del Mundial del 86?

Había dejado de fumar. Vivía una experiencia nueva con una tendencia a comer terrible. En un mes aumenté catorce kilos. Tenía una firme convicción de que la Argentina iba hacer muy buen Mundial. Éramos poquitos los que creíamos. El grito famoso del gol de Maradona tiene que ver con el placer que te provoca tener razón. El 86 fue el último gran campeonato del mundo. La última etapa en la que el fútbol arte todavía le ganaba al fútbol estratégico, más físico.

¿Cómo vivió la 'mano de Dios'?

Con gran honestidad profesional. Me gusta mucho que lo pasen. Dije instantáneamente que la tocó con la mano, después insistí en que el gol había sido con la mano, que los ingleses tenían razón. Y rematé con lo que sí es vulnerable para un profesional: "Pero qué quiere que le diga contra Inglaterra, aún con la mano, lo festejo".

¿Algún favorito en la Copa?

Hay un favoritismo reconocido en el Barça. Pero tengo la certeza de que no hay pronóstico que resista a lo más maravilloso del fútbol, su imprevisibilidad. El empate del otro día demuestra que todo puede ser.

Lo siguió desde el palco, ¿cómo vio el Bernabéu?

Nunca veo fútbol como espectador. Fue una impresión fortísima, maravillosa. Ver el Bernabéu desde ese lugar me hizo sentir en lo hondo de un cráter, la uña de una inmensa estatua.

¿De qué planeta vinieron Messi y Cristiano?

Messi es de la constelación de Diego. Cristiano Ronaldo, de una cercana. Creo, y lo aprendí del más grande, que no existe jugador que pueda desentenderse del esfuerzo de sus compañeros. Messi el otro día se salvó por su participación porque su genio no apareció.

¿Si Maradona era 'barrilete cósmico', cómo es Messi?

Me gusta decirle el Mesías, pensando en Diego. Una especie de enviado que viene. Se me ocurrió jugar con el nombre de Messi, que rima muy bien con as de espadas, la carta mayor.

¿Y a Cristiano?

Lo relaté sólo dos veces y no fueron partidos afortunados. Lo tengo en el debe. Pero estos grandes jugadores aparecen en los grandes momentos y es probable que elija estos tres partidos para, definitivamente, ser dios de Madrid.


¿Ve a Messi sucesor de Maradona?

Lo considero prematuro. El otro día me dediqué a observarle. Sí me parece el más grande ahora, pero le faltan los años de recorrido de Maradona. Su malicia, su dureza espiritual. Lo que sí hay en Messi es la primera aparición de un jugador que está en condiciones de poner el listón tan alto como Diego.


¿Le llamó la atención alguien aparte de Messi y Cristiano?

Me quedé impactado por Pepe, con su personalidad. Adebayor es un jugador que puede inquietar mucho y me impresionó muy bien Adriano. Iniesta, Busquets, Xavi, Pedro y Villa no tuvieron su día.

¿Cómo vive la irrupción de las nuevas tecnologías?

No hay más remedio que aceptar el progreso y tratar de subirse aunque sea en el último vagón. Si no uno se queda fuera y pasa a ser un analfabeto.

¿Usted tiene Twitter?

Hay un Twitter, pero lo hace una persona. No sabría cómo entrar. No tengo correo electrónico. Ni celular. Estoy un poquito fuera de las tecnologías.

¿Cuántos goles ha narrado en su carrera?

Si son más de tres mil partidos hay que pensar en siete mil u ocho mil goles.

¿Qué gol le falta?

Uno de Forlán o de Messi en una final Uruguay-Argentina. Soy de los que van con ventaja a los campeonatos del mundo porque tengo dos por quienes apostar.


¿Cuál es el más importante para usted?

Los goles con mejores ocurrencias fueron los de Maradona. Los hombres extraordinarios permiten cualquier desvarío. Le debo cinco o seis goles que son hitos en mi vida profesional. En mi debut como relator de la Argentina, en el 81, Maradona mete dos. Hubo una frase de un penal que tira muy suavecito. "Ha soltado la pelota como una lágrima", dije. Hay otro formidable de ese año, a la Fiorentina, en una gira de la selección. "Si Miguel Ángel lo ve, lo pinta", me permití decir. Después el de los ingleses, el gol con la mano. Pero hay uno, perfecto, en el que nombro a todos los jugadores que fueron, el gol a Grecia, el último de Diego en un Mundial. Fíjate como están ligadas nuestras vidas.

¿Se sintió vulnerable alguna vez en la cabina?

Brasil del 82 me provocó lágrimas cuando perdió con Italia. Me partió el corazón el silencio de los espectadores brasileños. No entendían nada en la tribuna del estadio. Relaté con lágrimas cuando, en el 86, Dinamarca le ganó por seis goles a Uruguay. Relataba el partido y lloraba al mismo tiempo porque estaba muy dolorido con lo que allí ocurría y muy indignado con cómo se habían hecho las cosas. Y en el gol de Diego. Por cierto, que lloraba de alegría, de rabia, de emoción, de todo lo que a veces se da rienda suelta. O sea, que son tres o cuatro episodios en los que me sentí muy vulnerable. Y no son tantos al cabo de todos estos años.

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